Voy siguiendo las luces del tiempo,
que iluminan mi alma solitaria
y me llevan por sendas de misterio
a buscar la verdad que me inspira.
Voy siguiendo las luces del tiempo.
Sus rastros están por las veredas marinas.
La luna vestida de plata se peina en el espejo del mar.
El tiempo va pasando y su tic tac tradicional,
Va pintando la naturaleza en esplendor.
Sigo mi camino casi persiguiendo su huella,
Paso por generaciones de épocas antiguas
Y me fortalezco con su misterio y nostalgia.
Voy siguiendo las luces del tiempo,
En mi corcel árabe que atraviesa el desierto,
La arena del Sahara árida y solitaria,
Trata de hundir mi pensamiento tenaz,
Y justo en el momento de la barrera,
Mi caballo vuela cual Pegaso en carrera.
Voy siguiendo las luces del tiempo,
Porque es un viajero constante.
Su errante movimiento es un destino,
que deja portales en el camino.
Un año viejo esta por despedir
Y él le hace un gran homenaje.
Luego el tiempo continúa su viaje,
y prepara el preciado escenario,
para recibir un nuevo año.
Voy siguiendo las luces del tiempo,
Porque tiene un poder rejuvenecedor.
Sé que bebe en la fuente de la juventud,
Y se baña en los oasis cósmicos.
Se sacude el polvo de las dificultades
Y pinta días y noches especiales.
Mi bitácora de viaje se motiva,
Al cálculo matemático de la luz,
que transita en el espacio sideral.
Voy siguiendo las luces del tiempo,
Y después de tanto batallar.
Logro estar a distancia cercana.
Voy siguiendo las luces del tiempo,
Y las encuentro en las viejas ventanas,
De lugares antiguos que aun brillan.
Se han detenido en la puerta del Edén,
Y forman con sus rápidos luceros:
Un mensaje que me invita a entrar,
en su mítico viaje hacia la eternidad.
No tengo mucho equipaje,
más que el peso de mi pensamiento,
y con un rápido movimiento,
cruzo el portal de la eternidad.
Hoy camino con el tiempo,
Y sus luces fortalecen mi espíritu.
Viajo a mundos exóticos,
Llenos de poesía y canciones,
Y mis rimas son mágicas composiciones.
Son el oxígeno que alienta al pueblo,
En su lucha por hacer de sus naciones,
Un lugar donde la paz y la armonía,
Se conviertan en sol de mediodía.
Las horas de la mañana fueron corriendo rápidamente, que me olvidé de leer mi Biblia. Salí de mi hogar y con el paso del tiempo, todo empezó a salir mal. Trataba de esforzarme pero algo no funcionaba bien. Por fin, recordé que me faltaba mi desayuno espiritual, mi lectura diaria. Olvidarse de Dios es una costumbre del ser humano, nos nutrimos del alimento físico diario, pero no nos alimentamos de la palabra divina. No en balde,Mateo 4:4 nos ofrece una exhortación clara que nos invita a disfrutar del pan de la vida. 
«El Augustinus» 